Cristina Arroyo Martinez.
El libro intenta ser una cohesión de sentimientos, una puesta en orden de
emociones que ansían buscar su figura, su geometría. Al principio todo es
difuso, y oscuro...(de ahí la portada en blanco y negro), y al final del
poemario, uno tiene la sensación de que se ha indagado en la sensibilidad
humana y se han tocado temas intrínsecos a la vida, todo tiene su razón de
ser, todo se torna más claro, los sentimientos se encauzan, las piezas
empiezan a encajar.
Un universo (in)apetente
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El otro día estaba en una terraza tomando una cerveza con unos amigos,
cuando llegó una docena de chavales entre 18 y 22 años. Se sentaron
enfrente de no...
Hace 1 hora
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