Cuando el viento sopla

Mi mayor afición de pequeño era la lectura: me daba igual si era libro, tebeo, temática o voluminosidad del tomo en cuestión. Me sentaba y devoraba cualquier cosa del tirón. Dos o tres horas sin moverme de la silla eran suficientes para acabar con cualquier libro. De hecho la literatura era mi regalo favorito: Papá Noel no solía marchar nunca sin antes haber dejado dos o tres libros en el árbol.

A pesar de que conservo cuentos y libros de entonces hay uno que he podido ver en vídeo y se perdió en alguna de las mudanzas: Cuando el viento sopla, un cómic inspirado en el desastre nuclear, que nos alerta de sus consecuencias a través de la historia de Hilda y James, un matrimonio jubilado que logra sobrevivir (poco tiempo) a la explosión de la bomba atómica. Mi madre me regaló ese cuento a los 9 o 10 años y lo leí un montón de veces. Creo que hasta lloré cuando mueren debido a los efectos secundarios de la explosión. Eran el ejemplo de la lucha por sobrevivir: primero a dos guerras, y finalmente a una que acabó con todo.

La 2 emitió hace tiempo la película y pude grabarla, pero el vhs también acabó perdiendose; por pura inercia me puse a buscarla en el ares y la he vuelto a encontrar. Llama la atención que es un fiel reflejo del cómic, no hay nada que nos haga añorar el papel.

Es, sin duda, una de esas lecturas imprescindibles.

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