LENIN Y TROTSKY QUE DEFENDIERON REALMENTE


Hace ahora más de treinta años que este libro se publicó por primera vez. Aunque reeditado en 1972 y 1976, lleva años agotado. Fue una respuesta a Monty Johnstone, en aquel entonces un importante teórico del Partido Comunista de Gran Bretaña (CPGB), que en octubre de 1968 publicó una revisión de la figura de León Trotsky en Cogito, el periódico de la Liga Juvenil Comunista (YCL), las juventudes del CPGB. Alan Woods y Ted Grant aprovecharon aquella oportunidad para, en una detallada respuesta, explicar la verdadera relación entre las ideas de Lenin y las de Trotsky, falsificada sistemáticamente por los estalinistas desde que inventaron el "trotskismo" en 1924. Pero este libro no fue un ejercicio académico, sino un llamamiento político a las bases del CPGB y la YCL a descubrir la verdad sobre Trotsky y regresar al programa revolucionario de Lenin: "Es el deber de todos los compañeros de estas organizaciones", afirman los autores, "prepararse teóricamente para las grandes tareas a las que nos enfrentaremos".

LA REVOLUCION PROLETARIA Y EL RENEGADO KAUTSKY


El folleto de Kautsky La dictadura del proletariado, aparecido hace poco en Viena (Wien, 1918, Ignaz Brand, 63 p?gs.), constituye un ejemplo evident?simo de la m?s completa y vergonzosa bancarrota de la II Internacional, de esa bancarrota de que hace tiempo hablan todos los socialistas honrados de todas las naciones. El problema de la revoluci?n proletaria pasa ahora pr?cticamente al orden del d?a en bastantes pa?ses. De ah? que sea imprescindible analizar los sofismas de Kautsky, propios de un renegado, y ver c?mo abjura por completo del marxismo.

Pero ante todo hay que subrayar que quien escribe estas l?neas, desde el mismo principio de la guerra, ha tenido que indicar muchas veces que Kautsky hab?a roto con el marxismo. A ello estuvo consagrada una serie de art?culos, publicados de 1914 a 1916 en Sotsial-Demokrat [1] y Kommunist [2], que apare c?an en el extranjero. El Soviet de Petrogrado ha reunido estos art?culos y los ha editado: G. Zin?viev y N. Lenin, Contra la corriente, Petrogrado, 1918 (550 p?gs.). En un folleto publicado en Ginebra en 1915, y traducido tambi?n entonces al alem?n y al franc?s[3], dec?a yo del "kautskismo":

"Kautsky, autoridad suprema de la II Internacional, constituye un ejemplo sumamente t?pico y claro de c?mo el reconocer el marxismo de palabra condujo, de hecho, a transformarlo en 'struvismo' o en 'brentanismo' (es decir, en la doctrina liberal burguesa que admite una lucha de 'clase' no revolucionaria del proletariado, lo que han expresado con especial claridad el escritor ruso Struve y el economista alem?n Brentano). Lo vemos tambi?n en el ejemplo de Plej?nov. Con manifiestos sofismas se castra en el marxismo su alma revolucionaria viva, se reconoce en ?l todo, menos los medios revolucionarios de lucha, la propaganda y la preparaci?n de estos medios, la educaci?n de las masas en este sentido. Kautsky, prescindiendo de ideolog?as, 'concilia' el pensamiento fundamental del socialchovinismo, es decir, el reconocimiento de la defensa de la patria en la guerra actual, con una concesi?n diplom?tica y ostensible a la izquierda, absteni?ndose al votarse los cr?ditos, declarando verbalmente su oposici?n, etc. Kautsky, que en 1909 escribi? todo un libro sobre la proximidad de una ?poca de revoluciones y sobre la relaci?n entre la guerra y la revoluci?n; Kautsky, que en 1912 firm? el manifiesto de Basilea[4] sobre la utilizaci?n revolucionaria de la guerra que se avecinaba, se desvive ahora por justificar y cohonestar el socialchovinismo y, como Plej?nov, se une a la burgues?a para mofarse de toda idea de revoluci?n, de toda acci?n dirigida a una lucha efectivamente revolucionaria.

La clase obrera no puede realizar su objetivo de revoluci?n mundial si no hace una guerra implacable a esta apostas?a, a esta falta de car?cter, a esta actitud servil ante el oportunismo, a este inaudito envilecimiento te?rico del marxismo. El kautskismo no ha aparecido por casualidad, es un producto social de las contradicciones de la II Internacional, una combinaci?n de la fidelidad al marxismo de palabra y de la subordinaci?n al oportunismo de hecho" (G. Zin?viev y N. Lenin, El socialismo y la guerra, Ginebra, 1915, p?gs. 13-14).

Prosigamos. En mi libro El imperialismo, la m?s nueva etapa del capitalismo escrito en 1916 (aparecido en Petrogrado en 1917), analizaba yo en detalle la falsedad te?rica de todos los razonamientos de Kautsky sobre el imperialismo. All? citaba la definici?n que da Kautsky del imperialismo: "El imperialismo es un producto del capitalismo industrial en un alto grado de su evoluci?n. Se caracteriza por la tendencia de cada naci?n industrial capitalista a anexionarse o a someter regiones agrarias cada vez mayores (la cursiva es de Kautsky), sin tener en cuenta las naciones que las pueblan". Hac?a ver tambi?n que esta definici?n es absolutamente falsa, que es "adecuada" para encubrir las m?s hondas contradicciones del imperialismo, y luego para conseguir la conciliaci?n con el oportunismo. Presentaba mi definici?n del imperialismo: "El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominaci?n de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportaci?n de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todos los territorios del globo entre los pa?ses capitalistas m?s importantes". Demostraba que la cr?tica que Kautsky hace del imperialismo es incluso inferior a la cr?tica burguesa, filistea.

Finalmente, en agosto y septiembre de 1917, es decir, antes de la revoluci?n proletaria de Rusia (25 de octubre - 7 de noviembre de 1917), escrib? El Estado y la revoluci?n. La doctrina marxista del Estado y las tareas del proletariado en la revoluci?n, folleto aparecido en Petrogrado a principios de 1918. En el cap?tulo VI, de esta obra, que lleva por t?tulo El envilecimiento del marxismo por los oportunistas, presto una atenci?n especial a Kautsky, demostrando que ha desnaturalizado por completo la doctrina de Marx, suplant?ndola por el oportunismo, "que ha renunciado a la revoluci?n de hecho, acat?ndola de palabra".

En el fondo, el error te?rico fundamental de Kautsky en su folleto sobre la dictadura del proletariado, consiste precisamente en que desvirt?a de un modo oportunista la doctrina de Marx sobre el Estado, en las formas que he expuesto detalladamente en mi folleto El Estado y la revoluci?n.

Estas observaciones preliminares eran necesarias porque prueban que he acusado p?blicamente a Kautsky de ser un renegado mucho antes de que los bolcheviques tomaran el Poder y de que eso les valiera la condenaci?n de Kautsky.

Obras escogidas de salvador allende


Este libro contiene una selección de escritos preparados por el Dr. Salvador Allende durante el período 1939-1973. Han sido recopilados por Gonzalo Martner G., bajo los auspicios de la Fundación Presidente Allende (España) y se publican en coedición entre dicha Fundación y el Centro de Estudios Políticos Latinoamericanos Simón Bolívar, en Santiago de Chile.

La Fundación Presidente Allende se constituyó en Madrid el 16 de Enero de 1990. Tiene por objeto y finalidad promover las libertades y derechos culturales, cívicos, democráticos, sociales y económicos del pueblo de Chile y de los pueblos de Hispanoamérica, en coherencia con los valores e ideales sustentados por Salvador Allende.

Consecuente con tales propósitos, la Fundación Presidente Allende auspicia la presente publicación. Entre un vasto material de testimonios escritos -discursos, intervenciones parlamentarias, declaraciones de diversa índole formuladas a lo largo de una dilatada actuación pública- se ha tratado de incluir en ella una selección de los de mayor relevancia política y social.

La primera edición de textos escogidos, autorizada por su propio autor y ampliamente traducida (1), ha sido la base de partida de la presente selección. A la misma se han incorporado otros conservados en archivos públicos o privados. El compilador encontró documentos inéditos guardados por personas próximas al Presidente Allende que también se incluyen en este volumen.

La utilidad de la obra que entregamos aparecerá obvia para quienes busquen el pensamiento que inspiró la acción pública de Allende -sin pretender abarcar, ni mucho menos, todo lo por él dicho o escrito-. Debido, en parte, a la carencia de textos fácilmente asequibles, en Chile se han creado confusiones a las que no son ajenos planteamientos y análisis de coyuntural oportunismo. La personalidad es única. Encontrará así el lector los valores morales que presidieron los actos de Allende a lo largo de toda su vida, de una consecuencia singularísima, que cuestionaban tanto la inevitabilidad del capitalismo como sistema, con sus expresiones oligárquicas e imperialistas locales, como de las supuestamente fatales alternativas totalitarias.

Salvador Allende no es una excepción en la historia. Esta nos muestra, en su curso, la multitud paradójica de cambios en los juicios respecto de los personajes que la han hecho. Basta que echemos una mirada a la revolución francesa, cuyo bicentenario se celebró en 1989; respecto de los sucesos y personajes que la protagonizaron y le dieron forma, se dice, en una u otra dirección, que la revolución francesa todavía no ha comenzado o, también, que aún no ha concluido y, con todo, su tenor sirve todavía de norma para las inspiraciones democráticas del hombre. Piénsese en los grandes libertadores de América: los unos, exaltados, los otros destituidos y no pocos perseguidos. La historia, en su curso, revive el pasado y lo recrea.

Para aquellos, que llevados por el espejismo del liberalismo económico, piensan en su retorno ineludible a escala planetaria -magnificado por los mecanismos que la tecno-electrónica facilita, en desmedro de porciones insospechadas de soberanía cedidas a poderes indeterminados, incontrolados o, quizás más torpe, al azar de una sociedad idólatra del lucro- las propuestas de Salvador Allende, fundadas en la subordinación de la racionalidad económica a fines sociales democráticamente establecidos, en la necesidad y viabilidad de un Mundo más solidario e integrado, pueden parecer añejas, sin percatarse de lo fantasmagórico de un modelo de desarrollo material indefinido fundamentado en el consumismo, las desigualdades extremas y la marginación de la gran mayoría de los seres humanos. Para otros, los principios básicos de la solidaridad social, identidad cultural y superación espiritual que deben permear las concepciones políticas, económicas y sociales de y entre los pueblos siguen constituyendo los fundamentos éticos y estéticos -y, a la postre, los únicos viables- que mantienen su vigencia desde que existe conciencia histórica de la huella del hombre sobre el Planeta.

La revolución española


Conforman este libro los principales escritos de Leon Trotsky dedicados al drama revolucionario que represento españa en los años 30

La revolucion traicionada


Este libro fue escrito cuando el poderío de la burocracia soviética parecía inquebrantable y su autoridad indiscutible. El peligro del fascismo alemán atraía naturalmente la simpatía de los medios democráticos de Europa y de América hacia los soviets. Generales ingleses, franceses y checoslovacos participaban en las maniobras del Ejército Rojo y cantaban loas a oficiales, soldados y técnica.
Estas alabanzas eran perfectamente merecidas. El nombre de los generales Iakir y Uborevich, comandantes de las divisiones militares de Ucrania y de la Rusia Blanca, era citado con respeto en las páginas de la prensa mundial. En el mariscal Tujachevski se veía, con toda razón, al futuro generalísimo. En esos momentos, numerosos periodistas extranjeros de “Izquierda” y no solamente del tipo de Duranty, sino también algunos perfectamente conscientes, escribían extasiados sobre la nueva Constitución soviética como “la más democrática del mundo”.

EL ORIGEN DE LA FAMILIA LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO


e basa en un estudio antropológico de Lewis Morgan, un antropólogo norteamericano, que, basándose en estudios de sociedades primitivas, constata que la familia humana en sus orígenes tenia un carácter colectivo. Esto puede comprobarse en la actualidad si analizamos las sociedades primitivas aun existentes en tribus de la Amazonía, África o Asia.

Sin entrar en detalles, puesto que no es este nuestro objetivo, podemos decir que la familia humana primigenia era una familia colectiva dentro de la tribu, entre clanes, etc. y la línea de descendencia y parentesco era siempre y exclusivamente materna, a través de las mujeres.

Este tipo de familia, en sus múltiples formas, se correspondía con una sociedad dedicada fundamentalmente a la caza y a la recolección y donde a cada individuo le correspondía una determinada tarea dentro de la colectividad. Toda actividad tenía como finalidad la satisfacción de las necesidades del colectivo, utilizando la naturaleza de la que era parte integrante. Esta sociedad, donde no existía el concepto de propiedad privada, es la que solemos denominar como “comunismo primitivo”.

Los hombres se dedicaban a la caza y las mujeres a la recolección de frutos y al cuidado de los niños. Aquí surge la primera división natural del trabajo, determinada por el sexo, y que tendrá enormes consecuencias en el desarrollo posterior de la sociedad humana.

Con el desarrollo de la agricultura y la ganadería, algunos individuos comienzan a apropiarse de terrenos cultivables y de ganado, surgiendo así la propiedad privada sobre medios de producción. Es decir, determinados individuos se apropian de medios de producción que hasta entonces pertenecían a la colectividad y que estaban destinados a la supervivencia de todos los individuos que la componían.

Debido a la primera división natural del trabajo, donde los hombres, por el trabajo que les correspondió a lo largo de miles de años, encargándose del suministro de los bienes necesarios para la subsistencia y desarrollando una mayor fortaleza física, fueron precisamente los que comenzaron a apropiarse individualmente de parte de la propiedad colectiva.

Es entonces cuando surge la necesidad de asegurarse que la transmisión de esta propiedad privada mediante la herencia lo sea a los propios hijos y que estos lo sean del hombre sin ningún tipo de duda. Para ello se establece la familia monogámica, que coexiste con la poligamia pero siempre con el hombre como elemento dominante. Es decir, se establece el patriarcado como forma de organización familiar y se relega a la mujer a una función de reproducción y servidumbre.

“La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos y el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia, y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino” (F. Engels).

Con el desarrollo y expansión de la propiedad privada de los medios de producción surge la necesidad de que otros hombres trabajen esos medios. La forma de conseguir estos fue a través del sometimiento a la esclavitud de los prisioneros de las guerras entre tribus. Estos esclavos pasaban a formar parte de los medios de producción, siendo también propiedad privada. Esta es la primera sociedad de clases: el esclavismo.

Naturalmente a los esclavos había que obligarlos a trabajar y someterlos por la fuerza. Ante esto, los propietarios necesitan crear órganos gubernativos que establezcan normas que legitimen su propiedad y las relaciones sociales, instituciones judiciales que hagan cumplir estas normas y una estructura armada que garantice, mediante el ejercicio de la violencia el derecho a la propiedad privada y el sometimiento de los esclavos. El conjunto de estas estructuras es lo que conocemos como Estado.

Como vemos, el Estado es producto del carácter irreconciliable de las clases sociales y es una maquinaria especial al servicio de la clase dominante para el sometimiento mediante la fuerza de las clases oprimidas. Esta es la verdadera esencia del Estado desde su surgimiento. Tan solo con la restitución de la propiedad colectiva sobre los medios de producción y la consiguiente desaparición de las clases sociales, el Estado se convertirá en algo innecesario y se irá disolviendo progresivamente hasta su total desaparición en la sociedad comunista.

El gran Debate


Recoge los principales textos de la discusion politica que se desarrolla en el seno del partido bolchevique desde el periodo inmediato a la muerte de lenin (1924) hasta el XIV Congreso del partido, en el que Stalin vio definitivamente reforzadas sus posiciones (1926)

la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo


lA LUCHA CONTRA LOS JEFES OPORTUNISTAS Y SOCIAL-CHOVINISTAS LA SOSTENEMOS PARA GANARNOS A LA CLASE OBRERA. sERIA NECIO OLVIDAR ESTA VERDAD ELEMTALISIMA Y MAS QUE EVIDENTE.

KARL LIEBKNECHT ANTOLOGIA DE ESCRITOS


Como victima de la bancarrota de la social democracia frente a la guerra, el destino personal de Liebknecht encarna el futuro del proletariado aleman como clase.

Contribucion a la critica de la economia politica


Mis estudios profesionales eran los de jurisprudencia, de la que, sin embargo, sólo me preocupé como disciplina secundaria, junto a la filosofía y la historia. En 1842?1843, siendo redactor de “Gaceta Renana”[1] me vi por primera vez en el trance difícil de tener que opinar sobre los llamados intereses materiales. Los debates de la Dieta renana sobre la tala furtiva y la parcelación de la propiedad de la tierra, la polémica oficial mantenida entre el señor von Schaper, por entonces gobernador de la provincia renana, y Gaceta Renana acerca de la situación de los campesinos de Mosela y, finalmente, los debates sobre el librecambio y el proteccionismo, fue lo que me movió a ocuparme por primera vez de cuestiones económicas. Por otra parte, en aquellos tiempos en que el buen deseo de “ir adelante” superaba en mucho el conocimiento de la materia, “Gaceta Renana” dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo francés, tañido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de ese trabajo de aficionados, pero confesando al mismo tiempo sinceramente, en una controversia con la “Gaceta General” de Ausburgo[2] que mis estudios hasta ese entonces no me permitían aventurar ningún juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias francesas. Con tanto mayor deseo aproveché la ilusión de los gerentes de “Gaceta REnana”, quienes creían que suavizando la posición del periódico iban a conseguir que se revocase la sentencia de muerte ya decretada contra él, para retirarme de la escena pública a mi cuarto de estudio.