Siddartha


Es difícil que el estilo narrativo de Herman Hesse no cautive al lector con tan sólo leer las primeras páginas de cualquiera de sus libros.

En este caso, en Siddartha, el autor nos relata un cuento relacionado con su país, la Índia, y con sus respectivas creencias religiosas. El fenómeno hindú, que tan de moda estuvo durante la década de los sesenta y setenta, se expresa en este libro de la forma más directa, pues Hesse la conoce de primera mano.

El libro no pretende ser un tratado de religión y creencias, todo lo contrario. “Siddartha” es como un cuento infantil, narrado con una simplicidad e ingenuidad sorprendentes.

”Siddartha” es la historia de un hombre, con el mismo nombre que el título del libro, que decide abandonar su pueblo. El motivo de su abandono se centra en sus objetivos de sabiduría. El fin de este joven Brahmán, el afán de conocer, será la causa principal de lo que más tarde le acontecerá . Su ansia principal corresponderá a conocer las enseñanzas del maestro Buda.

La sed de sabiduría de Siddartha le empujará a vivir las aventuras y experiencias que le marcarán hasta el resto de su existencia.

A lo largo de todo el libro, Hesse, irá narrándonos las vivencia que hacen crecer al protagonista como hombre, como ser espiritual y como conocedor de los misterios más simples y complicados a la vez: los misterios de la naturaleza. Para Hesse, así como para la religión hindú en general, el mundo gira ante lo natural, ante la belleza simple. El sonido de un río puede evocar a quien lo escucha los más preciados conocimientos, puede incluso llegarle a educar.

La búsqueda del placer para el alma se halla constante en “Siddartha”. Pero no es un placer terrenal aquello a lo que aspira encontrar el protagonista. Es muy diferente: éste consiste en un estado de apacibilidad y de embriaguez para los sentidos y, como no, para la mente.

Creo necesario destacar el maravilloso estilo literario del autor. La forma con que Hesse describe los parajes, los personajes y los sentimientos es magistral. Es como sacado de una ensoñación mística. El aroma de una flor o el sonido de la cítara pueden hacerse muy reales a través de sus palabras. Sabe aplicar la dulzura en todo lo que nos describe, la luz del sol o el sonido de las aguas en un riachuelo.

De un estilo verdaderamente embriagador , sus palabras parecen caídas del cielo, como si de ingredientes de un pócima encantadora se trataran.

Es difícil que al leer este libro, no nos sintamos capturados por el entorno que describe al autor; un entorno envolvente que tanto nos evoca las más maravillosas visiones como los más profundos sentimientos. Es fácil dejarse capturar por las palabras que en sus páginas se muestran. Es de una inspiración grata y de una humanidad extrema. “Siddartha” es, en su generalidad, un cuento con moraleja y con enseñanza, un cuento que seduce con las palabras.