DAVID MALOUF: “EL GRAN MUNDO”
Esta extraordinaria novela cuenta la historia de dos hombres,. Digger Keen y Vic Curran, dos australianos que se conocen durante la Segunda Guerra Mundial y mantendrán esa amistad a lo largo de los años y las décadas, a pesar de las diferencias sociales, económicas, culturales e incluso de carácter que les separan, una amistad que se forja en una situación extrema y que marcará también el desarrollo de sus vidas una vez que termina dicha guerra.
David Malouf, escritor totalmente desconocido para mí, alterna con gran maestría los planos espaciales y temporales, para llevarnos de la infancia de Vic y Digger, durante los años de la depresión, a ese momento en el que se conocen y luego hasta los últimos años de su vida, engarzando las peripecias de cada uno con la evolución del país y el mundo, con una técnica que me ha recordado al del mejor Philip Roth, el de “La conjura contra América”, “Me casé con un comunista” o “Pastoral americana”, libros que son a la vez crónica política y social y construcción de unos personajes que trascienden las limitaciones temporales o espaciales para convertirse en auténticos arquetipos, en modelos universales que remiten a la reflexión sobre asuntos tan atemporales como la construcción de la identidad propia, el valor de la amistad, la interrelación entre valores familiares e individuales o la propia asunción de la muerte.
Todo ello llevando al lector con una magistral combinación de talento narrativo y emoción a lo largo de los años y los diferentes escenarios en los que se va desarrollando la vida de los protagonistas, que no perderán nunca el contacto aunque sea muy esporádico, y mediante una prosa desprovista de retórica pero directa, llena de sutileza y aliento poético en algunos momentos, de forma que-como sólo ocurre en las novelas grandes- el lector asiste al despliegue de dos vidas, pero también de dos historias colectivas sin las que las vidas de ambos no se entenderían.
Curran y Keen son radicalmente distintos y eso aumenta la singularidad de la relación entre ellos: el primero sobrevive a una infancia de gran pobreza decidido a triunfar de la mano de su familia adoptiva;:la guerra es sólo un paréntesis que a la vez forja definitivamente su condición de hombre de acción, que irá triunfando en los negocios y conocerá el éxito, la relevancia social en su grado máximo; Curran, por el contrario, afronta esa guerra como un paso más en su manera de marcar distancias con el mundo y los hombres, y cuando termina se retira a un pequeño pueblo cercano a Sydney, uno de los centros económicos y financieros del país, en el que la figura de su amigo está presente con gran fuerza; el contraste entre el hombre de acción y el escéptico que se aparta del mundo es uno de los ejes de la novela y alrededor de la tensión entre ambos caracteres se despliega el poderoso ejercicio narrativo de Malouf, que nos lleva de esa guerra a los años de expansión australiana en los cincuenta y sesenta y a la transformaciones más recientes. El lector sólo puede asistir fascinado al desarrollo de la vida de ambos, a sus principales logros, fracasos y a su envejecimiento, que se superponen a la crónica de los cambios sociales o económicos hasta desembocar en un último capítulo, breve, lleno de emoción y poesía, en el que asoma de nuevo una imagen del niño, apenas un recuerdo. Un libro magnífico.
TOMÁS RUIBAL
ruibaldo@hotmail.com