La miliciana Rosario Sánchez Mora, "Rosario la Dinamitera", inmortalizada en de los más conocidos poemas de batalla de Miguel Hernández, ha muerto hoy en Madrid a los 88 años, han informado fuentes del PCE.
Nacida el 21 de abril de 1919 en Villarejo de Salvanés (Madrid), fue una de las primeras mujeres en alistarse en las milicias populares que combatieron durante la Guerra Civil a las tropas franquistas en defensa de la capital española.
Rosario Sánchez perdió una mano en las trincheras, fue encarcelada durante el franquismo y condenada a muerte, aunque la pena le fue conmutada por treinta años de cárcel, de los que sólo cumplió tres.
Miguel Hernández escribió un famoso poema sobre ella que decía: "Rosario, dinamitera/ sobre tu mano bonita/ celaba la dinamita/ sus atributos de fiera/ .../ bien conoció el enemigo/ la mano de esta doncella/ que hoy no es mano porque de ella/ que ni un solo dedo agita/ se prendó la dinamita/ y la convirtió en estrella".
Sánchez Mora, que ha fallecido en el madrileño hospital Gregorio Marañón, será enterrada mañana a las 15.00 horas en el Cementerio Civil.
Sin miedo a morir
El último acto público de la "Dinamitera" fue el homenaje que el Partido Comunista de España rindió a todas las mujeres republicanas en su última fiesta en septiembre del año pasado.
En agosto del año pasado en un curso de verano de la Universidad Complutense, Rosario Sánchez Mora recordó que durante la guerra no tenía miedo a morir "sino a que el enemigo acabara con la cuadrilla por un despiste" suyo en las guardias.
Tras un intento frustrado de escapar de España acabada la guerra y su paso por la cárcel, la miliciana trabajó como cerillera en la madrileña plaza de Cibeles y llegó a montar un estanco en la capital.
El periodista Carlos Fonseca rescató en 2006 testimonios de primera mano sobre la miliciana en el libro "Rosario Dinamitera".
Poema
"Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación, de cristales,
de metralla ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano
una rosa enfurecida,Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano
porque de ella,
que ni un solo dedo agita
, se prendó la dinamita y
la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores, vedla
agitando su aliento y dad l
as bombas al viento
del alma de los traidores".
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