El periodista Canalla


Continuando con la cacería emprendida contra su persona desde años atrás por los media y los políticos del sistema, su no nombre volvió a ser colocado en la dianade los odios y de las descalificaciones. Consencuencia de todo ello, fue detenido y conducido a prisión por cuarta vez. Y, al cabo de unos meses, excarcelado nuevamente. Pepe Rei se ha convertido para su desgracia en el enemigo número 1 en el campo de la comunicación. En la última ocasión, hasta cinco ministros solicitaron públicamente su encarcelamiento y durante meses su nombre fue vilipendiado a los cuatro vientos por la horda mediática.

Ello no fue más que la continuación de campañas anteriores, en el transcuros de las cuales llegó a ver empapeladas las cuatros esquinas de Euskal Herria con su foto, le remitieron esquelas con su propio nombre o, directamente, la Guardia Civil le mandó una bala acompañada de una leyenda nada tranquilizadora: "Tú serás el próximo".

Pero pese tantos avatares, Pepe ama profundamente su oficio y lo refleja irónica y tiernamente en la obra "El periodista canalla".

Fusilak Pizten dituen suak


Estos testimonios nos traen página a página y anécdota tras anécdota la época de la guerrilla y los barbudos en Sierra Maestra. Extraordinarias vivencias, llenas de nostalgia y humor, que crean toda la magia que sólo en la cruda realidad se puede encontrar. En estas fechas tan duras para Cuba, es emocionante releer el inicio de la revolución, desde que atracó el Granma hasta que se anunció la victoria.

Ernesto Guevara, tambien conocido como Che


Desde millones de fotos, carteles, vídeos, camisetas, postales, discos, libros, frases, testimonios -fantasmas todos ellos de la sociedad industrial, que no sabe depositar sus mitos en la sobriedad de la memoria-, el Che nos vigila. Más allá de toda parafernalia, retorna. Casi treinta años después de su muerte, su imagen cruza generaciones, su mito persigue los delirios de grandeza del neoliberalismo. Irreverente, burlón, terco -moralmente terco-, el Che siempre será motivo de debate. Con abundante material hasta ahora inédito -fotos, testimonios, diarios...-, Ernesto Guevara, también conocido como el Che es una biografía minuciosa y detallada que nos revela a un personaje diferente del que creemos conocer; un hombre que, siendo ministro de Industria en Cuba, jamás terminaba de amarrarse las botas. Es un encuentro con Ernesto Guevara, más allá del Che, pero también una reelaboración del mito. Este libro, escrito con gran intensidad y dedicación, está llamado a ser un clásico.

Dolores Ibarruri, Pasionaria. Memoria Humana


El escritor Sorel, de muy larga militancia en el PCE y de muy probada calidad nos hace un sucinto panegírico de Dolores Ibárruri.

COLECTIVIDADES LIBERTARIAS EN ESPAÑA


ntes se publicó en italiano en 1952 con partes aún inéditas con el título Né franco né Stalin (le collettività anarchiche spagnole nella lotta contro Franco e la reazione staliana) , luego en francés con matices nuevos en 1971 Espagne libertaire 36-39.

Los lectores disponen con esta edición de tres fuentes para percatarse de la envergadura de la autogestión española : Enseñanzas de la revolución española de Vernon Richards, y La CNT en la revolución española de Peirats. Dejamos aparte 1os estudios de Bolloten y Thomas, limitados, aunque interesantes.

La obra de Leval reúne dos aspectos generalmente difíciles de relacionar : el estudio y el testimonio, pero, y en parte gracias a ello, lectura queda siempre interesante. El autor tuvo el privilegio de recorrer muchos colectivos de la España revolucionaria Nos da una visión serena, no exenta de algunos toques críticos.

Leval insiste con razón sobre el papel extraordinario de los militantes en el terreno durante su vida prepararon o participaron en el impulso popular global de la autogestión :

"La revolución social que tuvo lugar en aquella época no se originó en la decisión de los organismos directores de la CNT o de esloganes lanzados por militantes y agitadores públicamente en vista. (...) Ocurrió espontánea y naturalmente, no (evitemos la demagogia) porque el pueblo en general se hubiera convertido de súbito en hacedores de milagros (...) sino porque, y vale la pena repetirlo, entre la gente había una minoría activa, fuerte, guiada por un ideal que seguían desde hacía años la lucha iniciada en tiempos de Bakunin" (cap. La situación revolucionaria)

Ojo : retraduzco libremente de la edición inglesa.

Leval piensa que en Aragón donde las milicias libertarias eran numeros, éstas tuvieron un papel mínimo, cuando no negativo ya que vivían en parte a expensas de las colectividades. Todo el esfuerzo provino de los militantes que tomaron iniciativas

"con una capacidad táctica a menudo del todo extraordinaria" (o.c.).

No pocos capítulos del libro son estudios muy preciosos como La socialización de la medicina, Los acuerdos, Elda, Rubí, Lérida, etc. Los aspectos agrícolas, industriales y las empresas de servicio aparecen y se observa cómo cada estructura tenía sus particularidades y su evolución, dentro del esquema autogestionario.

Varios aspectos merecen un estudio aparte, como las dificultades de las relaciones entre el individuo y el trabajo en una nueva sociedad :

"Por supuesto algunos habrían preferido quedarse en la cama, pero les era imposible trampear (Binéfar). No había lugar en las reglas para solicitud de libertad personal o para la autonomía del individuo (Andorra). Los obreros de la construcción trabajaban con entusiasmo. Habían empezado por aplicar la jornada de ocho horas, pero los campesinos advirtieron que ellos hacían una de doce horas" (Esplús).

Además hay juicios del autor que chocan :

"la sicología, la generosa naturaleza rusa [Para Bakunin, pero Lenin también era ruso ...], predicando el evangelio libertario, la buena nueva" (Los hombres y las luchas),

pero son pocos y no llegan a deformar el mensaje de Leval.

Más curiosa es la postura de Leval convencido muy temprano de que los anti-fascistas acabarían perdiendo la guerra ( Materiales por una revolución ), se dedicó a recoger para el porvenir los resultados de este experimento único.Y Leval confiesa que de cara a los colectivistas :

"tuve que esforzarme para darles confianza con palabras esperanzadoras" (Fraga).

No me gusta esta hipocresía de Leval, una especie de visión de turista contemplando los esfuerzos de vivir de condenados a muerte. ¿Qué había que hacer ? Evitar la demagogia.

Justamente, aquí aparecen dos Leval. El que tiene un excelente capítulo La colaboración política con la frase :

"El paseo por las vías del poder resultó enteramente negativo."

El otro Leval que durante la guerra civil predicaba lo contrario. Al llegar de Buenos Aires a España, publicó en Solidaridad Obrera, La disciplina, condición de victoria (27-11-36 p.8), en febrero de 1937 participó en una conferencia con M.R. Vázquez (gran partidario de 1a participación gu- bernamental) y en Francia en noviembre de 1937 en Le Libertaire abogaba por la renuncia al programa anarquista durante la duración de la guerra. También, Leval publicó artículos de tipo práctico como Pequeño propietario y pequeño comercio, Nuestro programa de reconstrucción, Fundemos cooperativas, etc.(Solidaridad Obrera : 12-12-36 p.4, 27-12-36, 10-2-37 p.6).

Importante era esta toma de posición en favor de la CNT gubernamental porque antes de 1a guerra escribió libros sobre la reconstrucción social, con el espíritu de La conquista del Pan de Kropotkin, adaptados a la época. Los colectivistas, muchos de ellos, le conocían por sus escritos y si Leval hubiera defendido en aquel entonces la postura que tiene en su libro, por cierto, la oposición a las desviaciones habría sido mayor.

Es imprescindible agregar unos fragmentos de Principios y enseñanzas de la revolución española (de la edición italiana) :

1° El principio jurídico de las colectividades era completamente nuevo. No eran ni el sindicato ni el municipio, en el sentido tradicional de las palabras, ni tampoco el municipio de la edad Media. (...)

3° La solidaridad aplicada al extremo era la norma general de las colectividades agrarias. No sólo se había establecido el derecho de todos a la vida, sino que en las federaciones comarcales se cumplía siempre más el principio del apoyo mutuo, con el superavit común, de que gozaban los pueblos menos favorecidos por la naturaleza. En Castilla se estableció para esta finalidad la Caja de Compensación. En el campo industrial parece haberse iniciado en Hospitalet, en los ferrocarricales catalanes, y más tarde se aplicó en Alcoy. Se habría generalizado más si los pactos con los otros partidos no hubieran impedido de socializar abiertamente desde los primeros días.

4° Una conquista de enorme importancia se había logrado : el derecho de la mujer a la vida, sea cual fueran las funciones sociales. En casi la mitad de las colectividades agrarias, el salario que se le atribuía era inferior al del hombre, en la otra mitad era equivalente ; diferencias que se explican teniendo en cuenta que pocas veces la mujer joven vivía sola.

16° las colecttividades no fueron la obra exclusiva del movimiento libertario. Algunas aplicaron principios jurídicos netamente anarquistas, eran a menudo creaciones espontáneas de personas alejadas de este movimiento (libertarias sin saberlo). La mayor parte de las colectividades de Castilla y Extremadura fueron obras de campesinos católicos y socialistas, inspirados o no por la propaganda de militantes anarquistas aislados. A pesar de la oposición oficial de su organización, muchos miembros de la UGT entraron en las colectividades o las organizaron ; y también los republicanos sinceramente deseosos de realizar la libertad y la justicia.

Para la visión de Leval de la industria autogestionada, ver fragmentos de su folleto en italiano en mi libro.

(Cienfuegos Press, N°1, 1976)

Frank MINTZ

Argala.


En vida fue una referencia política de primer orden en la sociedad vasca y el principal baluarte teórico de ETA militar. Tras su muerte comenzó a convertirse en un mito. José Miguel Beñaran Ordeñana " Argala " participó en algunas de las acciones armadas más importantes de la historia de ETA, a la vez que realizó aportaciones ideológicas de gran calado. Este libro nos acerca con sencillez y rigor las claves de su vida, al tiempo que nos permite realizar un recorrido por la efervescente actividad política de la Euskal Herria de los años setenta.

Olga la roja inolvidable


El libro narra la vida de Olga Benario, comunista alemana de principios de siglo, desde sus primeros pasos en las Juventudes Comunistas de Berlin hasta su muerte en 1942 en la cámara de gas.

Cuando lees el título del libro, y empiezas a ojear las primeras páginas, da la impresión de que es una biografía de Olga Benario, y que no va más allá de la narración de su vida. Nada más lejos de la realidad. Con un toque biográfico, eso sí, la autora, Ruth Werner, nos adentra en la historia de los movimientos revolucionarios de la época, prestando una gran atención al movimiento insurgente que en Brasil lideraba Luiz Carlos Prestes, amén de introducir otros aspectos como la vida diaria en los campos de concentración nazis.

Atlas Ilustrasdo del fascismo


UANDO EN OCTUBRE DE 1922, TRAS LA MARCHA SOBRE ROMA DE LAS ESCUADRAS FASCISTAS, BENITO MUSSOLINI FUE ENCARGADO DE FORMAR GOBIERNO, EN ITALIA SE REGISTRÓ UN CAMBIO HISTÓRICO: ERA EL FIN DEL ESTADO LIBERAL Y DE LAS INSTITUCIONES REPRESENTATIVAS. JUNTO CON LA DESAPARICIÓN DE LA LIBERTAD SINDICAL Y LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN TODOS LOS ASPECTOS DE LA VIDA, EL FASCISMO INTRODUJO UN NUEVO ESTILO POLÍTICO Y NUEVOS MITOS COLECTIVOS.
EN ESPAÑA, DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA, APARECEN MOVIMIENTOS CON SEMEJANZAS EVIDENTES CON EL PARTIDO NACIONAL FASCISTA ITALIANO, QUE PROPUGNAN UN FASCISMO «A LA ESPAÑOLA»
20 AÑOS DE HISTORIA ITALIANA QUE DEJARON UNA PROFUNDA HUELLA
MUSSOLINI
LAS BASES DEL ESTADO AUTORITARIO
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
EL FASCISMO EUROPEO Y SU HERENCIA
EL FASCISMO Y LA EXTREMA DERECHA EN ESPAÑA.

Con todas sus fuerzas


Libro que sorprende por su frescura y novedad. Sin duda uno de los más alegres e instructivos sobre el origen del movimiento feminista. Historia olvidada de las peleas, increíbles por su virulencia, de aquellas mujeres de larguísimas faldas y cinturas de avispa, que en la primera década del siglo XX escandalizaron a la sociedad inglesa con sus demandas del derecho a voto.

Eleanor Marx. Hija de Karl


Edgar Marx murió a los ocho años y, a pesar de su corta edad, se le atribuyó la muy dudosa autoría de un texto que reza: “En un momento pensé decirle a mi padre que dejara de luchar por los intereses del proletariado, porque lo único que conseguía con ello era que nuestra vida, la de la familia Marx, fuese cada día más incierta, miserable y enfermiza”.

Más longevos, pero no menos trágicos, fueron los casos de Laura Marx, nacida en 1845, y de Eleanor Marx, que nació en Londres diez años más tarde y se desempeñó como secretaria de su padre, antes de ejercer la docencia, fundar la Liga Socialista, convertirse en activista sindical y preparar la edición inglesa de Das Kapital.

En 1884, un año después de la muerte de Karl, Eleanor se enamoró del médico Edward Aveling, reputado anatomista y autor del libro The Religious Views of Charles Darwin, donde afirmaba que Darwin, a quien conoció personalmente, era ateo. Mujeriego empedernido, Aveling estaba legalmente casado con Isabel Frank y había tenido, si no seguía teniendo, lazos amorosos con la escritora Annie Wood Besant.

Edward y Eleanor vivieron juntos, escribieron a dúo The Woman Question (1886) y viajaron a Estados Unidos, donde ayudaron a organizar el Socialist Party of America. Con el tiempo se distanciaron de la política y se volcaron al teatro: él escribió algunas piezas y cuatro llegaron a estrenarse sin mucho éxito; juntos montaron una versión de Casa de muñecas, de Ibsen, autor que ella admiraba y del que tradujo varias obras; Eleanor también volcó al inglés Madame Bovary, de Flaubert.

En 1895 Aveling cayó muy enfermo y Eleanor pasó meses a su lado. No obstante, apenas recuperado, él inició un romance con una actriz de 22 años llamada Eva Frye. La cosa se recompuso, unos murmuran que gracias a un dinero que Eleanor recibió de Friedrich Engels y que atrajo a Aveling, sumido por entonces en grandes deudas. Pero al cabo de tres años Aveling empeoró, debió ser operado de urgencia y le confesó a Eleanor que se había casado con Eva Frye en secreto, bajo un nombre falso, y que en adelante viviría con su nueva esposa. Desde luego, Eleanor se sintió traicionada.

El 31 de marzo de 1898 se envenenó con ácido prúsico y su suicidio conmovió al socialismo internacional. Meses después, en agosto, Aveling murió: acaso se quitó la vida o su salud terminó de deteriorarse. En su biografía de Eleanor, Yvonne Kapp no afima con certeza que el suicidio de Eleanor se debiera a su desengaño amoroso. Otros historiadores piensan que sí.

¿Quizá la doble vida de Aveling le dolió especialmente a Eleanor Marx porque allí vio repetirse la historia de su padre con Helene Demuth, la fiel sirvienta de la familia Marx que diera a luz un niño varón cuyo padre seguramente fue Karl, pese a que el leal amigo Engels salió en su momento a reconocerlo? No es raro que ciertos hechos y ciertas fechas se repitan en las familias. El mismo Karl, que no había obtenido la aprobación de los padres de Jenny, rechazó al periodista francés Hippolyte Lissagaray cuando, allá por 1872, Eleanor quiso casarse con él. Ella sólo tenía 17 años y era apodada “Tussy”; él tenía el doble de edad.

En cuanto a Laura Marx, repitió el desenlace de su hermana menor y se suicidó en 1911 junto con su esposo Paul Lafargue, autor de una obra llamada Elogio de la pereza donde postulaba jornadas laborales de tres horas y por lo tanto, según ciertos teóricos, impugnaba uno de los valores centrales del marxismo: el trabajo. “Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse”, había escrito Lafargue, deseoso de fusionar marxismo con hedonismo.