Sin noticias de Gurb. Eduardo Mendoza


Poco se puede decir de un libro de esta características, salvo quizá hacer un breve esbozo de su linea argumental. Ésta es la siguiente: Gurb y su amigo llegan en una nave extraterrestre a la Tierra. Gurb toma la forma de Marta Sánchez y se va a explorar. Gurb desaparece. Sin noticias de Gurb.

A todo esto, su compañero (cuyo nombre es un completo misterio) se ve obligado a emprender su búsqueda, con lo que explora a lo largo de las ciento cincuena páginas aproximadamente del libro (es un librito pequeño) la ciudad de Barcelona, topándose con los más inauditos personajes, como rateros, camareros, prostitutas...

Lo que nosotros leemos es la visión directa de la vida de este extraterrestre, a medida que las va viviendo, ya que aparecen registradas en un diario (que suponemos que se generará de forma automática). Una visión extraña, retorcida pero cierta, de nuestra realidad (análisis químico del agua recogida en una fuente: hidrógeno, oxígeno y caca), vista a través de los ojos desenfocados de un alienígena loco y estúpido, o tal vez sólo alienígena, adicto a los churros, y enamorado de la vecina de arriba a la que intenta seducir deseperada e infructuosamente.

La acción transcurre en la Barcelona preolímpica, en plena contrarreloj por acabar las obras de acondicionamiento de la ciudad para los juegos olímpicos, y en este sentido el libro puede ser una sátira sobre el caos que se generó allí por aquellas fechas, pero en general soy reacio a buscarle tres pies al gato y dejarme el coco buscando dobles sentidos a las cosas...

Y por eso cuando leo un libro lo hago para deleitarme con la belleza de su literatura, por la belleza misma, o para entretenerme con su argumento, por el puro placer de entretenerme. Y este último es el caso de Sin Noticas de Gurb. Un libro que, a buen seguro, te recargará las pilas a base de carcajadas cada vez que lo leas.