Out, de Natsuo Kirino

Out, de Natsuo Kirino.

Yayoi, una atractiva ama de casa japonesa que trabaja en el turno nocturno de una fábrica, está harta de que su marido la desprecie y la ignore. Cuando él llega al punto de golpearla, ella le mata. Sin saber qué hacer, Yayoi llama a su compañera de trabajo Masako, una mujer sensata que vive atrapada en una familia infeliz y un matrimonio que se rompió hace años. Masako decide que lo mejor para deshacerse del cadáver es descuartizarlo, y le pide ayuda a Yoshie, una mujer madura que tiene graves problemas económicos y debe cuidar de una hija adolescente y una suegra enferma, y a Kuniko, una joven no muy agraciada que vive por encima de sus posibilidades.

La policía sospecha de ellas, pero no hay pruebas. Todo parece ir bien, pero la situación se complicará cuando entre en escena Satake, el dueño de un local de alterne con un oscuro pasado. Envueltas en un mundo de prestamistas, yakuzas, mentiras y chantajes, las cuatro mujeres deberán encontrarse a sí mismas para sobrevivir.

Out es un libro muy japonés. Por un lado es terriblemente gráfico en las descripciones de violencia, sexo y casquería, todo como muy frío y muy al trapo. Y, por qué no decirlo, la frialdad con la que se tratan algunos temas le dan a la novela un tono perverso que es muy refrescante. La autora no se regodea en las escenas más gore, pero tampoco escatima detalles: todo es como muy frío y muy quirúrgico, muy minimalista. Por otro lado, construye los personajes, sus relaciones y las situaciones en las que se ven envueltos con una sutileza minuciosa, cargada de silencios y sobreentendidos.

Su mejor virtud es que es una novela en apariencia simple: no simplona, no me entendáis mal. Mientras navegaba por sus 550 páginas me daba la impresión de que todo fluía de forma muy orgánica, sin obstáculos, llenando los huecos que hay que llenar sin artificios ni excesos. Y a la vez es una novela llena de detalles, de giros, de sutilezas, de pequeñas sorpresas y secretos… estoy segura que en una segunda relectura encontraré muchísimas más cosas interesantes.

La novela describe con claridad algunos aspectos no demasiado bonitos de la cultura japonesa: la sumisión de la mujer, la importancia de la juventud y el aspecto por encima de las virtudes personales, la alienación de los inmigrantes chinos o incluso de los brasileños descendientes de japoneses, adolescentes usando el sexo como moneda de cambio para conseguir “cosas bonitas”, los métodos casi criminales que usan los prestamistas para recuperar el dinero que dejan a sus clientes, el mobbing y la imposibilidad de ocupar un cargo de importancia si eres mujer…

El carácter de los personajes está muy bien definido y los hace muy reales, así como su interacción con una sociedad con tantos contrastes como la japonesa. Aunque el tono de la novela es marcadamente japonés, no es en absoluto lento o aburrido: la novela se devora pese a su extensión, y la trama se convierte en una espiral sin freno hasta llegar a un final sorprendente.

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Resumiendo, diré que también me ha gustado, pero menos que la primera.

Me ha gustado el hecho de que sigue con los mismos personajes, Lisbeth y Mickael pero desarrollándolos mucho más, especialmente a Lisbeth. Cuando leí la primera novela me sorprendió muchísimo el personaje de la semi-detectiva anoréxica, tracker y bicho raro que la protagonizaba. Un personaje literario que aparentemente no está hecho para gustar y que, sin embargo, no pude evitar amar. Pero en la primera novela se apuntaron muchas cosas sobre Lisbeth que no quedaron nada claras. Se vio que tenía un pasado trágico, que ya veíamos un poco por dónde podía ir. Pues bien, en esta segunda novela Lisbeth es la más protagonista de la pareja principal. Vamos a conocer por qué es cómo es, qué la ha hecho llegar a ser así. Y es que el pasado de Lisbeth está muy relacionado con el presente sueco, en el que Millenium, la revista de Mickael, está investigando un asunto de trafficking en el que se ven envueltos importantes personajes de la sociedad como policías, jueces y fiscales. Además, el hecho de que Lisbeth pase a ser la principal sospechosa da alas a la inteligencia de Mickael quien quiere a toda costa averigüar la verdad para exculpar a su amiga.
Como he dicho antes, aunque me ha gustado muchísimo, ha sido menos que la primera. Por dos razones:

.- Primero, porque le cuesta entrar en materia. Las primeras cien páginas hubiesen quedado mejor resumidas en veinte. No es que no sea interesante lo que dicen pero no aporta nada a la trama principal y puede hacer que te disperses.
.- Segundo porque la trama principal me ha parecido mucho menos interesante que la de la primera novela.

Aún así, no puedo menos que recomendar la lectura de esta novela, empezando, eso sí, por la primera.