
En la década de los cincuenta, mientras recorre la Polonia profunda con más pena que gloria, de aldea en aldea, de villorrio en villorrio, en un carro de adrales o en un autobús desvencijado, un Kapuscinski aprendiz de reportero vive obsesionado con la idea de cruzar la frontera. Fracasa en su aspiración de viajar a la vecina Checoslovaquia, pero, a cambio, la redacción del diario en el que trabaja lo envía a... la India.
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